lunes, 13 de septiembre de 2010

Encuentro de Poetas en el Barrio

En Iztapalapa, Estephani Granda Lamadrid, Gustavo Alatorre, Lucero Balcázar, Hugo Garduño, Adriana Tafoya y Andrés Cisneros de la Cruz, dieron un recital dentro de este encuentro dedicado al poeta chileno Pablo Neruda, invitados por Armando Flores.


Aquí algunas imágenes de los poetas.

Lucero Balcázar y Hugo Garduño.

Andrés Cisneros de la Cruz, durante la lectura del Poemerolico.

Gustavo Alatorre y Estephani Granda Lamadrid.

Los poetas en construcción, Porfirio García Trejo y Kuitlauak Macías.

Adriana Tafoya cerró con broche de oro, con su poema Ana.



martes, 3 de agosto de 2010

Que los poetas no callen

Este pasado sábado 31 de agosto se realizó la lectura organizada por Plèyade Letras Independientes y la Casa del Poeta Dolores Castro, que dirige el poeta Mauro Ramírez, y que festeja su aniversario. El evento fue un maratón de poetas de diversas latitudes que se llevó a cabo en el Centro Cultural Trillas, en Ixtapaluca. Aquí algunas fotos de Adriana Tafoya, Andrés Cisneros de la Cruz, Moisés Zurita (director de Molino de Letras) y Eduardo H. González, organizador del evento.

Andrés Cisneros de la Cruz durante su lectura.

Adriana Tafoya durante su lectura.

Eduardo H. González, Adriana Tafoya, Andrés Cisneros y Moisés Zurita.

Los mismos.

Reseña del Encuentro de Jóvenes Escritores, Acapulco

Algunas fotos del Encuentro, próximamente algunos cuadros críticos respecto al evento.


Julio César Toledo, Andrés Cisneros de la Cruz, Audomaro Ernesto Hidalgo, Erick Escobedo.


Adriana Tafoya durante su lectura en el Zócalo de Acapulco.

Jesús Bartolo durante la presentación de 40 Barcos de Guerra.

Carlos Ortiz, Eduardo Ribé, Andrés y Bartolo, en la mesa de 40 Barcos.

Charly y Ribé.

Daniel Fragoso, Víctor García Vázquez, Machégora y Eric Escobedo.



Eduardo Ribé, Federico Vité, Andrés.

Andrés Cisneros de la Cruz lee el Poemerólico a capela en el Zócalo.

En el Zócalo. Toño Salinas al fondo.
Eduardo Ribé, desde una de las jardineras del Zócalo.

jueves, 8 de julio de 2010

La rabia de la Libido

o del coger el tumulto de las emociones

(Apuntes sobre el libro A tu figura mis pensares, de David Solís Sánchez)




Por Adriana Tafoya

Este texto contiene una relajada pero objetiva especulación sobre el porqué de este libro, A tu figura mis pensares, que parece ser parte final de una trilogía que vino desenvolviéndose emocionalmente en el autor desde 2006 con Secretos del ayer, donde él dice relatar los sitios más recónditos de niño y adolescente; sólo un año después publicó Desnúdame el alma, que al parecer, está muy hermanado con este tercer libro, pues el autor comenta que “estos poemas son figuras, son pensares, son nosotros a cualquier hora del día”. Este comentario hace recordar a Carl Gustav Jung cuando explica cómo funciona el inconsciente colectivo, entiéndase por tanto aquí el inconsciente colectivo como “el fluir de una serie de sentimientos creados”: el amor, la tristeza, la compasión, el ansia, los anhelos, las ilusiones, que caben en la naturaleza histórica, en el fluir de arquetipos, figuras, modas, etcétera, y que son del dominio público y lugar común en nuestros pensamientos.

Revisé con calma los poemas vertidos en esta edición, y noté que David Solís no utiliza métrica regular, tampoco verso blanco, y mucho menos verso libre. Para los que no estén informados en qué consisten estas estructuras, daré una muy breve descripción: “En términos generales, el verso libre es la forma de expresión poética que se caracteriza por su alejamiento intencionado de las pautas de rima y metro. A comparación de la poesía con métrica y rima, que da forma rítmica al poema a partir de determinadas convenciones para poder medir el número de sílabas y acentos en un verso escrito en lengua española. El verso blanco es más reciente, y es un tipo de composición poética que se define por tener una métrica regular y carecer de rima”. Como podremos ver en el libro (ahora que lo tengan en sus manos), no los utilizó, lo cual puede desconcertar al lector acostumbrado a la poesía, pues el escritor se arriesga a no utilizar otra arma más que la sola rima. Sí, utiliza arrebatadamente la rima, lo cual hace preguntarnos, ¿cuáles son la circunstancias escriturales de David? ¿Se preguntaría el autor cuál iba a ser la temática que pensaba desarrollar en el libro?, ¿si iba a dejar alguna aportación al pensamiento, a la literatura, a la poesía o al lector, o sólo lo haría por esparcimiento o la verdadera necesidad de una realización personal y así dar a conocer a todos nosotros sus sentimientos y deseos?, lo cual es válido; si quiere pensar, sentir, es válido; algunos creemos que los bellos pensamientos y las buenas intensiones son poesía. Sería válido también si sólo se dedicara a pensar y sentir, aunque no escribiera: porque la poesía es algo distinto a pensar y sentir solamente. “Porque somos uno con lasciva y perenne somnolencia de estar dormidos en actividad cotidiana”, escribe David, pues habla desde la rabia de la libido a sus 26 años y apunta que, abro cita, “una vida sin sexo no es una vida sin sexo”, cierro cita, es decir que su sentimiento de trascender, de poseer, o querer dejar algo no corresponde con el semen que fecunda, sino con el semen espiritual que dibuja en las mujeres, en los libros, revistas, hijos, atalayas, árboles, etcétera. Cito: “como si fuera así de fácil, secar el mar, apagar el sol, volar sin alas, amar sin amar”.

Tal vez sea la divagación una propuesta esencial aunada a la sorprendente reiteración del yo; estas dos características son los escalones para lograr el caos emocional que lo embarga, “resumen de la vida de muchos”, según Carlos Santibáñez, que también afirma, “el poeta presiente, adivina lo que es y será, hacia el mañana, su misión”. Entonces, ¿cuál sería la propuesta de Solís Sánchez en estos textos?

Adriana Tafoya durante la crítica.

Para Pedro Arturo Estrada, en su ensayo sobre el oficio poético para saber si es “bueno o malo” un poema, opina lo siguiente: “Lo que en verdad cuenta aquí es verificar el punto de vista desde donde el tema es tratado. El enfoque personal y la mirada inédita (la verdadera originalidad) que el autor le aporta a dicho tema o idea. Qué perspectiva maneja: conformista, irreverente, irónica, humorística, revolucionaria, anárquica, vanguardista, experimental, clásica, religiosa, etc. Cómo se ilumina o se oscurece el tema de acuerdo con este enfoque. Ahí comienza a establecerse la diferencia entre un mal poema y uno bueno. Porque una cosa es escribir, por ejemplo, del amor con una mirada convencional, típica, adocenada, sentimentaloide y otra, hacer ver el lado oscuro de este fenómeno con ojos críticos, irónicos o más frescos que revelen algo diferente sobre el tema y en general sobre cualquier otro tópico o idea”. Por consiguiente, pregunta, a manera de observación: “Para qué dice lo que dice, el poeta, y para quién: Qué nivel de trascendencia y de verdad alcanza el texto poético. Hasta dónde puede llegar según el grado de originalidad que aporta al tema, la ejecución que consigue realizar desde la forma y los recursos de expresión utilizados. Cómo se ve este poema en medio de los poemas ya reconocidos de otros poetas. Cómo se integra al gran conjunto hipertextual de la época, cómo se sostiene ahí, cómo lo afecta la crítica, la percepción del lector inmediato, y, finalmente, ¿cómo será leído en el futuro y aun en el precario presente de nuestra propia existencia? (…) Saber que todo lo tragará el olvido, es, después de todo, un consuelo”, finaliza.

Para hacer uno las cosas que uno hace necesita uno creer en sí mismo, pero no será ese el error: creer, en lugar de saber quién es uno. Saber quién es uno, implica conocerse, es decir, verse con ojo crítico, y en este verso lo comenta David, “trato de lograr mi metáfora con los ojos”. En el libro encontramos un poema que bien podría ser por contenido o temática, tal vez, su propuesta poética (me gustaría pensar que el autor lo concibió así), p. 51, fragmento de Exilio de una jauría llamada ignorancia: “Poesía diferencial, de aliento distinto, / De conversación, de introspección, de susto, / poesía que se derrama con un juguete, / hecho de madera, poesía rebelde; / esos son los poemas del siglo que decide / en los latidos perversos del que llora, / del que se acuerda, por la sucesión ahora, / por la duda que fornica con mi razón / he tratado de olvidarme de ciertas cosas / para llevarme bien con los ignorantes / y aunque suene fuerte y sean rosas, / era un error, esas cosas son importantes / son agua, tierra, aire, fuego: son sabidurías / que te exilian más fácil de entre las jaurías”.

Por lo tanto me inclino a decir que David Solís Sánchez es un joven con ímpetu, con verdadero interés por la poesía y que está luchando por alcanzarla. Pues el título A tu figura mis pensares, bien podría ser la metáfora de su intensión de darle una figura, un estilo, una esencia personal a sus versos, así le lleve la vida entregarle su pensamiento entero. David es un hombre que ama, sufre, sobre todo ama la vida, y por consiguiente, y esto es lo más importante, a la poesía.

David Solís no es un poeta, más bien es un perverso que se lanza al caos que nos representa para “comerse el sol a chorros”, pues se nombra “ser de añicos y de construcciones”; estos versos que enumeraré, son a mi punto de vista, de lo más rescatable e interesante de este sincero libro: “Escribiendo metáforas azules. / Y el amarillo que dejó dátiles. / Este es mi discurso y el más tímido. / Los versos que se muerden los labios. / Los breves discursos vuelan mi cabeza. / Me escaqueo, me reviento en las tripas del otro. / Me acelero, tarabilla de mi boca, y palabras renuevo. / Tan callado, reforzando el grito interior. / Poniendo la facha de mi mente recia. / El hombre que ama, que llora y muge. / El error hace grande a uno, lo lleva al infierno disfrazado. / Me gusta el error que desviste. / Así de elegante, así de bella en la nube de dulce, en el cielo con rizos de tu pelo en marañas a las 24 horas con dos peinetas. / Cualquier aberración social es un buen pretexto para estarte. / La noche que hablamos fue siempre lo de todos los días: plática inerme, palabras ahogadas en el sueño bruto. / Dormidos en actividad cotidiana. / Me suena la mente con un tono que taladra y quema de modo ajeno. / Hoy siento una ansiedad burda que no separa la astilla del pino. / Cuando era chico y mi mamá tenía que salir me quedaba solo y lloraba derritiendo el hielo, sacando la angustia en una lágrima. / Abramos camino a la lágrima de la mariposa. / Odio a veces algunos insectos que saben vivir sin la cabeza”.

Si grandes poetas mexicanos, como Octavio Paz y Enrique González Rojo, tuvieron la humildad de reconocer sus primeros libros como reprobables, y declararon incluso, tener entre sus planes desaparecerlos, por qué no David, que aún es joven, podría tomar esta anécdota como ejemplo de valentía, y así comenzar una nueva saga de libros, para escribir con otro fuego más poderoso, más seguro y con mucho más oficio, de tal modo que pueda darle sentido a las palabras de Mallarmé, ser libre por fin, y escuchar no sólo el ruido, sino también la propia música que formarán sus versos. Cito:

Asistimos ahora a un espectáculo verdaderamente extraordinario, único, en la historia de la poesía: cada poeta puede esconderse en su retiro para tocar con su propia flauta las tonadillas que le gustan; por primera vez, desde siempre, los poetas no cantan atados al atril. Hasta ahora —estará usted de acuerdo— era preciso el acompañamiento de los grandes órganos de la métrica oficial. ¡Pues bien! Los hemos tocado en demasía, y nos hemos cansado de ellos.

Palabras a manera de consejo, para un verso verdaderamente libre, de Stéphan Mallarmé.

Felicidades para David Solís Sánchez por este libro.


David Solís Sánchez durante la lectura de Adriana Tafoya.


Presentación leída el 7 de julio de 2010 en la Galería de la SHCP.

miércoles, 7 de julio de 2010

Breve flash pictórico de la Lectura Especial de poetas editados por Verso Destierro

Público en el Teatro del Pueblo.


En la mesa, Tonatihu, Hugo e Isolda.


Algunos atentos escuchas de poesía.


Javier Gaytán, Blanca Roth e Ian Soriano.


Ala central durane la presentación.
Cartel de la presentación de la Galería.


Blanca Estela Roth durante su lectura de Destrozar las ratas.


Javier Gaytán con su ya conocida voz estruendosa.


La poeta tlaxcalteca Isolda Dosamantes.


El poeta colibrí Tonatihu Mercado.


Ian Soriano en plena explosión de su sangre.



Hugo Garduño durante su lectura.


La lectura se realizó en el Teatro del Pueblo el pasado 25 de junio, en el vestíbulo. Los poetas hicieron uso de la palabra en el marco plástico de la galería y mostraron cómo la diversidad poética en México es latente y el amplio abánico de estilos que pueden coverger en un mismo espacio.

martes, 20 de abril de 2010

Torneo de exhibición en Tláhuac

Mujeres poetas en el Ring

Gabriela Puente vs. Yendi Ramos





Crónica del Encuetro: por Arturo Alvar
Lucharán de dos a tres caídas, con límite de versos, pero no de poesía

Iluminado por la tarde, al pie de un pequeño lago, con un Popocatépetl nevado al fondo, el Faro de Tláhuac, al término de la semana pasada, como motivo de la no violencia contra la mujer, fue testigo del duelo entre las cuatro poetas, quienes por un momento salieron de las cuerdas de la realidad, dejaron la razón a un lado de su cabeza y de su voz, para fajarse la madre con poesía, en el centro del ring como diría Maffio Santiago. El escenario montado por la comunidad del Faro Tláhuac, invitaba tanto a la música como a la poesía, en un ambiente donde los niños corrían de un lado a otro, subiendo por las estructuras para patinetas, entre una banda imitadora de Los Doors y el cuadritálero desde el cual Pedro Emiliano, que luego soltó que el grupo imitador era el mejor de toda Latinoamérica, llamaba a las contendientes que el cartel anunció: Gabriela Puente versus Yendi Ramos ; Ileana Garma versus Hayddé Ramos y Esthepani Granda versus Hortensia Carrasco.

Los enfrentamientos poéticos comenzaron, sin más miramientos que una entrevista previa a cada una, donde coincidieron en no conocer literariamente a su rival, aunque en ocasiones el gusto por la poesía las había llevado a juntarse en algún otro evento. Dispuestas a jugar honestamente ante la vida, aunque sean rudas o técnicas, las escritoras señalaron que la rivalidad, más allá de las letras, no existe entre ellas, en todo caso como mujeres se saben capaces de entregar sus palabras a la creación, por lo que estar en ese momento una frente a la otra, era motivo de respeto y orgullo. Los respiros del público se hacían cada vez más agitados y la llamada al combate no se hizo esperar. Ante los primeros versos fue imposible no tomar partido por alguna poeta. Ileana Garma contendía como ganadora indiscutible de la edición pasada de Adversario en el Cuadrilátero, organizado por tercer año consecutivo por Versodestierro. Esto la hacía una rival a vencer, por lo que no pensaba comprometer su campeonato. Por su parte, Hayddé Ramos, del colectivo Las poetas del megáfono, preparó un combo de metáforas existenciales a través de un paisaje urbano, pero éstos no alcanzaron a mellar a su contrincante, pues el jurado le adjudicó a Garma la primera y segunda caída, quien también comentó que en su natal Mérida, algunos críticos argumentan que por su extrema juventud aún no podrían determinar si ella será una pluma importante de las letras yucatecas.


Hortencia Carrasco vs. Estephani Granda Lamadrid




Los comentarios de Javier Gaytán no debajan indiferente al público, eran provocadores ya que les exigía a las poetas un poco más de aliento y sangre. Vino entonces la retadora local a ponerle un hasta aquí a Esthepani Granda, quien había tenido una estadística admirable de batallas ganadas, pero sobre todo a los hombres. No contaba con que una peleadora de Tláhuac como Hortensia Carrasco, quien ya había participado en ediciones anteriores del Adversario, pudiera hacerla arder, de tal forma que los jueces, después de dos caídas donde todo iba parejo, sentenciaron a Lamadrid con un linchamiento poético y definitivo, con la salvedad de que dos miembros del jurado también eran del Faro Tláhuac, así que a Hortensia auténticamente le tocó estar en casa, quien había venido con su esposo e hijos que no dejaban de saltar y brincar junto a la pequeña Manon. Carrasco se declaró que se sentía contenta de sacar la casta tlahuaquense, con el desempeño de su lectura y el resultado obtenido.

Llegó entonces la pelea del cierre del evento, donde Gabriela Puente participaba por segunda vez, después de su primera batalla en Puebla, de la que es originaria, adonde le tocó perder precisamente con Javier Gaytán, quien al ver cómo la autora de "El deztrazadero" le hizo probar de tak forma la lona a Yendi Ramos de Oaxaca, quien se defendió como pudo, se preguntó asombrado “¿cómo pude ganarle a esta chingona?”. Una dura peleadora, cuyo poema de “La loca del parque” con que obtuvo una contundente victoria, al final quedó en las manos de un entusiasmado Alfonso Guillén que lo apreció como nadie. Así terminó la contienda y Gabriela, antes de salir rumbo a Puebla, me contó que su editor también es Carlos Nóhpal, con el que publiqué "Obituario" en Anónimo Drama y la anécdota de cómo Carlos reconoció a Max Rojas en una cantina del centro, cuando ya nadie sabía de su paradero, porque el poeta de “Caidal mi pinche extrañación”, después de no escribir poesía durante más de treinta años, ahora con "Cuerpos I" se ha ganado el premio Carlos Pellicer para obra publicada, aunque a Gabriela no le guste tanto como “El turno del aullante”.

Granda Lamadrid, Gabriela Puente, Adriana Tafoya, Pedro Emiliano, Ileana Garma, Arturo Alvar, Andres Cardo. Abajo: Alfonso Guillén, Manon Azul y Javier Gaytán.


Pedro Emiliano nos invita a su casa de la Anáhuac el martes. Antes de tomar el metro nos comemos unos tacos, Javier Gaytán me platica cómo le fue en su presentación de su poemario “Jauría”, cuyo ejemplar llevo en mis manos. Me pregunta cómo lo conseguí y le advierte a Andrés que no se le ocurra regalar sus libros. “No quiero que me pongas de promoción junto a Manuel Becerra”. Seguimos cotorreando hasta que cada uno llega a su respectiva estación, la noche es vasta en su ebriedad de ausencia, seré polvo más polvo enamorado... de Silvia. Abro “Jauría” y entonces leo: “la incestuosa fecundación del polvo”.